¿Debo castrar a mi gato/a?
Es una pregunta que nos hacen frecuentemente en la clínica, y la respuesta a priori es “Sí”.
Son múltiples los beneficios que aporta:
El más inmediato, evitar gestaciones no deseadas, y hoy en día, teniendo en cuenta que hay muchos gatos en albergues que buscan un hogar, lo responsable es evitar las gestaciones inesperadas.
En cuanto a los beneficios sobre la salud, en hembras se elimina el riesgo de padecer patologías de útero y ovarios y se reduce la probabilidad de padecer patologías mamarias. En machos ocurre lo mismo con los testículos y la próstata.
En ambos sexos evita la propagación de enfermedades de transmisión sexual.
A nivel de comportamiento, la castración favorece el equilibrio psicológico, eliminando la frustración sexual. Un gat@ en celo, que no puede montar, permanece en un continuo estado de desesperación y ansiedad.
Evitaremos también el marcaje con orina, peleas con otros gatos y escapadas nocturnas lejos del hogar.
En resumen, la castración equilibra la balanza emocional del gato, compensando así parcialmente los déficits vitales que hemos ocasionado con su domesticación y nos permite tener a su vez una buena convivencia humana-gat@.
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